Descubre los secretos detrás de la peligrosidad criminal que nadie te ha contado

En el ámbito de la criminología, el término “peligrosidad” ha ganado notoriedad en los últimos años, especialmente en el contexto de las noticias sobre criminalidad y justicia. Sin embargo, a pesar de su uso frecuente, su significado y aplicación son a menudo malinterpretados. Este artículo profundiza en el concepto de peligrosidad criminal, desglosando sus características, componentes y su uso en la evaluación de delincuentes, así como la relevancia de este conocimiento en el ámbito legal y social.

Índice
  1. La evolución del concepto de peligrosidad criminal
  2. Entendiendo la peligrosidad desde la criminología
  3. Componentes que definen la peligrosidad criminal
  4. Elementos constitutivos de la peligrosidad
  5. Cuantificación de la peligrosidad: un enfoque interdisciplinario
    1. Ciencias involucradas en la evaluación de la peligrosidad
  6. Valoración y medición de la peligrosidad criminal
  7. Importancia de conocer la peligrosidad de un criminal
  8. Críticas y reflexiones sobre la peligrosidad criminal
  9. Newsletter PyM
  10. La pasión por la psicología también en tu email

La evolución del concepto de peligrosidad criminal

La noción de peligro no es nueva; sin embargo, el término peligrosidad criminal ha sido formalizado en tiempos relativamente recientes. Sus raíces se encuentran en las teorías del jurista alemán Feuerbach, quien en 1800 introdujo este concepto en el Código Penal de Baviera. Él definió la peligrosidad como la cualidad de una persona que hace presumir fundadamente que violará el derecho.

A lo largo de los años, la definición ha evolucionado. En el ámbito criminológico, el concepto fue refinado por Rafael Garófalo, quien acuñó el término “temibilidad” para describir la perversidad constante y activa del delincuente. Esta idea fue adoptada oficialmente por la Unión Internacional de Derecho Penal en 1892, consolidando su importancia en el estudio del comportamiento criminal.

Entendiendo la peligrosidad desde la criminología

El término "peligro", que proviene del latín periculum, se refiere al riesgo de que ocurra un daño. Cuando se aplica a un individuo, se convierte en peligrosidad, que define la capacidad de una persona para causar daño en función de sus motivaciones y circunstancias. La Real Academia Española define a una persona peligrosa como aquella que puede causar daño o cometer actos delictivos.

Auténticos expertos en criminología, como Rocco y Petrocelli, han aportado sus propias definiciones. Rocco ve la peligrosidad como la potencia y actitud criminal, mientras que Petrocelli la describe como un conjunto de condiciones que predisponen a un individuo a cometer actos socialmente peligrosos. Lo común en estas definiciones es la referencia a la intención y potencialidad del delito, diferenciando la peligrosidad de conceptos como agresión y violencia.

Componentes que definen la peligrosidad criminal

Los expertos en criminología han identificado dos componentes fundamentales de la peligrosidad: capacidad criminal y adaptabilidad social. La capacidad criminal se refiere a la propensión interna del individuo hacia el delito, mientras que la adaptabilidad social evalúa la habilidad del delincuente para integrarse en la sociedad.

Estos componentes permiten definir cuatro categorías de peligrosidad:

  1. Alta capacidad criminal y alta adaptabilidad social: Delitos complejos y organizados, como la delincuencia financiera.
  2. Alta capacidad criminal y adaptabilidad incierta: Criminales especializados que, a pesar de su potencial, se encuentran marginados.
  3. Baja capacidad criminal y baja adaptabilidad: Delincuentes típicos que suelen ser reincidentes, como aquellos con problemas psíquicos.
  4. Baja capacidad criminal y alta adaptabilidad: Delincuentes ocasionales, cuya peligrosidad es baja.

Elementos constitutivos de la peligrosidad

La peligrosidad criminal presenta características que son esenciales para su comprensión:

  • Estado peligroso: La situación inminente en la que un individuo puede cometer un delito.
  • Oportunidad: Las circunstancias de tiempo y lugar que facilitan la comisión del acto delictivo.
  • Formas de peligrosidad: Existen dos tipos: peligrosidad crónica, asociada a condiciones psicológicas permanentes, y peligrosidad aguda, que se presenta en situaciones específicas o episódicas.

Cuantificación de la peligrosidad: un enfoque interdisciplinario

La criminología clínica es fundamental para entender y evaluar la peligrosidad criminal. Este enfoque busca analizar al criminal desde una perspectiva holística, considerando su historia personal, factores psicológicos y sociales que influyen en su comportamiento. El objetivo es formular un diagnóstico y pronóstico adecuado para cada individuo.

Según Wolfgang y Ferracuti, la criminología clínica integra el conocimiento criminológico y las técnicas diagnósticas. Algunas de sus funciones son:

  • Sintetizar estudios previos sobre el individuo para emitir un diagnóstico.
  • Descubrir la criminogénesis y criminodinámica del delincuente.
  • Emitir dictámenes criminológicos para su valoración.
  • Proponer penas adecuadas según el diagnóstico.
  • Realizar profilaxis criminológica para prevenir futuros delitos.
  • Estimar el nivel de peligrosidad del sujeto.

Ciencias involucradas en la evaluación de la peligrosidad

El criminólogo clínico desempeña un papel crucial, pero su labor es complementada por diversas disciplinas. Entre ellas se incluyen:

  • Antropología: Estudia la evolución y características del sujeto.
  • Medicina: Aborda problemas de salud que pueden afectar la conducta.
  • Psicología: Analiza patrones de comportamiento y trastornos mentales.
  • Sociología: Investiga el contexto social del individuo.
  • Victimología: Evalúa las interacciones entre víctima y agresor.
  • Penología: Se ocupa del sistema penal y las penas.
  • Trabajo social y pedagogía: Proporcionan información sobre el entorno educativo y social del sujeto.

Valoración y medición de la peligrosidad criminal

La valoración de la peligrosidad puede ser tanto cualitativa como cuantitativa. La valoración cualitativa se realiza mediante un examen exhaustivo de los factores criminógenos, mientras que la valoración cuantitativa se centra en la frecuencia y la intensidad de estos factores.

Además, se debe diferenciar entre peligrosidad absoluta, donde el individuo muestra tendencias delictivas en cualquier contexto, y peligrosidad relativa, que se manifiesta solo bajo circunstancias específicas.

Por otro lado, el concepto de umbral criminógeno se refiere a la capacidad de un individuo para reaccionar ante estímulos delictivos. Un menor umbral indica que se necesita menos estímulo para que la persona actúe de forma criminal.

Se utilizan escalas específicas para medir la peligrosidad, como la de Schied, que comprende 15 factores que contribuyen a calcular la probabilidad de reincidencia, así como protocolos como HCR-20 y LSI-R, que evalúan el riesgo de violencia y reincidencia, respectivamente.

Importancia de conocer la peligrosidad de un criminal

Evaluar la peligrosidad de un delincuente tiene múltiples finalidades en el contexto judicial y social:

  • Determinar la intervención criminológica: Si es necesaria una medida de reintegración o simplemente un tratamiento específico.
  • Orientar al juez en la reacción penal: Decidir si corresponde una pena de prisión o una medida de seguridad.
  • Establecer la probabilidad de reincidencia: Contribuye a un diagnóstico y pronóstico más precisos.
  • Justificar la elección de institución penitenciaria: Indica el tipo de centro más adecuado para el tratamiento del delincuente.
  • Evaluar el daño potencial que puede causar: Permite tener una idea clara de los riesgos que representa para la sociedad.

Críticas y reflexiones sobre la peligrosidad criminal

A pesar de los esfuerzos por definir y cuantificar la peligrosidad, existen críticas significativas hacia este concepto. La naturaleza compleja de la personalidad humana dificulta establecer parámetros objetivos para un diagnóstico confiable.

Asimismo, el uso del término “peligrosidad” es visto por algunos como estigmatizante, ya que puede limitar el estudio de los criminales a su potencial de hacer daño, sin considerar otros aspectos de su historia personal y social. La cárcel, en muchos casos, ha demostrado ser ineficaz, convirtiéndose en un lugar de multiplicación de vicios y aislamiento.

Es fundamental reflexionar sobre la forma en que los sistemas de justicia abordan la peligrosidad, promoviendo una perspectiva que combine reintegración y tratamiento individualizado en lugar de castigos severos. Aquellos modelos que toman en cuenta las necesidades criminógenas del sujeto tienden a obtener mejores resultados en términos de reintegración y menor reincidencia.

Para profundizar en este tema, puedes ver el siguiente video que explora la valoración de la peligrosidad y el riesgo de reincidencia:

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