Descubre el secreto para comunicarte con los niños en emergencias y mantener la calma en momentos críticos

En un mundo donde las emergencias y situaciones de crisis parecen ser cada vez más frecuentes, es fundamental saber cómo comunicarnos adecuadamente con los niños. La incertidumbre que rodea a eventos como apagones masivos, terremotos o epidemias puede generar ansiedad tanto en adultos como en los más pequeños. Pero, ¿cómo abordar estos temas sin alarmar a los niños? Aquí exploramos estrategias efectivas para acompañar emocionalmente a los niños en situaciones de emergencia, basándonos en la experiencia de expertos en salud mental infantil.
Recientemente, un apagón que afectó a España y Portugal dejó a millones sin electricidad. Esto fue seguido por un terremoto en Chile que provocó una alerta de tsunami, y simultáneamente, Brasil enfrentó una crisis sanitaria por un virus respiratorio. Estos eventos resaltan la necesidad de preparar a los niños para entender y enfrentar situaciones de crisis.
Los niños, especialmente los más pequeños, son más vulnerables a la incertidumbre y el cambio. La psicóloga y docente experta en emergencias, Lola Portela Oviedo, destaca que "es fundamental que los adultos de referencia proporcionen un ambiente seguro y predecible". La clave para mitigar el impacto emocional de estas situaciones radica en transmitir calma, mantener rutinas y ofrecer contención emocional.
Comunicación clara y efectiva en momentos de crisis
El modo en que los adultos comunican lo que está ocurriendo y cómo se sienten es crucial para el bienestar emocional de los niños. Portela aconseja evitar “grandes discursos” a favor de gestos más simples y sinceros. “Los niños aprenden a afrontar las dificultades observando cómo las gestionan sus adultos de referencia”, explica la experta.
Para una comunicación efectiva, considera los siguientes puntos:
- Usa un lenguaje sencillo: Adapta la información a la edad del niño, evitando tecnicismos.
- Evita sobrecargar de información: No necesitan saber todo, pero sí deben confiar en lo que les dices.
- Valida sus emociones: Reconocer lo que sienten es esencial para su proceso de entendimiento.
- Cuida el lenguaje no verbal: Los niños son muy perceptivos a las señales no verbales, así que asegúrate de que tus gestos y tono sean coherentes con lo que dices.
Además, es crucial reforzar la idea de que ellos no son responsables de lo que ha ocurrido. El miedo a que algo similar les suceda a ellos o a sus seres queridos puede ser abrumador, por lo que es vital brindarles seguridad y calma.
Expresiones del malestar infantil tras una emergencia
Después de una crisis, los niños pueden manifestar su malestar de maneras que no siempre son verbales. Frecuentemente, el impacto emocional se expresa a través del cuerpo y el comportamiento. Algunas señales comunes incluyen:
- Regresiones: Como mojar la cama o volver a chuparse el dedo.
- Irritabilidad: Cambios de humor o frustración más frecuentes.
- Aislamiento: Retraimiento social o rechazo a actividades que antes disfrutaban.
- Pesadillas: Sueños perturbadores que reflejan sus miedos.
- Juego simbólico: Recrear la situación de crisis en sus juegos como una forma de procesar lo vivido.
Portela señala que estas respuestas son normales en un contexto anormal y que lo esperado es que disminuyan con el tiempo, siempre que haya un entorno que facilite la expresión emocional. Sin embargo, hay ciertos signos que indican la necesidad de intervención profesional, como la intensificación de la ansiedad o la persistencia de las pesadillas.
La importancia del autocuidado en adultos
Para poder apoyar emocionalmente a los niños, los adultos también deben cuidar de su propio bienestar. “Si tú estás bien, puedes sostener mejor a tu hijo”, recuerda Portela. Esto implica:
- Limitar la exposición a noticias: Mantenerse informado a través de fuentes confiables, pero sin caer en la sobreexposición.
- Establecer rutinas: Mantener horarios de alimentación y descanso regulares.
- Practicar el autocuidado: Actividades como meditación, ejercicio y buenas prácticas de higiene del sueño son vitales.
Además, mostrar vulnerabilidad ante los niños puede ser beneficioso. Explicarles que sientes miedo, pero que estás haciendo lo posible por mantenerte tranquilo, les enseña que es normal sentirse mal y que pedir ayuda es válido.
Adaptando la información según la edad del niño
La forma en que se comunica la información debe variar según la edad del niño. Aquí un desglose de cómo abordar la comunicación en diferentes etapas de desarrollo:
- De 0 a 2 años: Mantén un ambiente calmado y acompáñalos emocionalmente, ya que cualquier cambio puede ser abrumador.
- De 3 a 6 años: Los niños en esta etapa pueden inventar historias o tener pensamientos mágicos, por lo que es crucial aclarar dudas y proporcionar información precisa.
- De 7 a 11 años: Comienzan a entender mejor la realidad, pero las preocupaciones sobre la justicia y la moralidad surgen. Deja que participen en la búsqueda de soluciones.
- Adolescentes: Aunque poseen habilidades de razonamiento más desarrolladas, pueden experimentar inseguridad y emociones intensas, por lo que necesitan orientación y apoyo adulto.
Es fundamental que los adultos permanezcan abiertos al diálogo, brindando la oportunidad de que los niños expresen sus pensamientos y emociones.
Para profundizar más en la comunicación de situaciones de emergencia con niños, puedes ver este video informativo que ofrece estrategias útiles:
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